viernes, 27 de enero de 2017

L A INCOMPATIBILIDAD ENTRE LOS FERTILIZANTES


No todo es orégano en la nutrición de las plantas

Cogemos un poco de ácido nítrico, lo mezclamos con urea, algo de calcio que le va bien a las plantas y, cómo no, un poquito de ácido fosfórico que también le irá bien. Lo mezclamos y nos encontramos con una precipitación de los líquidos que nos costará siglos quitar. Y, también, con una obstrucción de nuestros goteros que tendremos que solucionar manualmente o con estos metodos.

La importancia de saber qué añadimos al suelo

Aunque ya es un tema trillado en Agromática, no está de más volver a recordarlo. En los sacos de los abonos y fertilizantes que podemos comprar en almacenes agrícolas podemos ver números que no todo el mundo sabe interpretar.
Además, en el mercado podemos encontrar muchas formas de llegar al mismo sitio, pero por distintos caminos.
Pongamos por ejemplo que necesitamos aportar 100 U.F. (unidades fertilizantes) de nitrógeno a un cultivo, con lo cuál, podemos hacerlo de varias formas:
  • Nitrato amónico
  • N-32
  • Sulfato amónico
  • Ácido nítrico
Todas estas formas, con su distinta composición, son formas de aportar nitrógeno. Y eso que hemos puesto este ejemplo concreto, pues también lo podríamos haber realizado con fósforo y potasio, por ser los macronutrientes principales.
Ahora bien, ¿qué diferencias puede existir entre uno y otro?
Con el nitrato amónico (33,5% – 34,5%), aportamos una parte como nitrógeno amoniacal y otra parte como nitrógeno nítrico. Es decir, el nítrico es la forma más simple y asimilable, y la que más rápido efecto va a hacer en el cultivo. El amoniacal necesita nitrificarse, es decir, oxidar el amonio a nitrito.
Tranquilo, eso no lo haremos nosotros, sino la temperatura, los microorganismos silenciosos, etc. 
Con el sulfato amónico aportamos todo el contenido en nitrógeno (21%) en forma amoniacal, por lo que no actuará tan rápidamente en el cultivo. Además, aportaremos azufre (60%) al suelo, interesante para suelos alcalinos (¡pero no para suelos ácidos!).
Ya hemos podido distinguir entre dos abonos que aportan nitrógeno al suelo. Ahora bien, para llegar a las 100 U.F. de nitrógeno habrá que aportar diferentes kilos de estos abonos:
  • Nitrato amónico (33,5%): 298 kg
  • Sulfato amónico (21%): 476 kg
Cuantos menos kilos se aporten, ¿más barato?
Todo depende de cómo esté el mercado. Si nos da igual utilizar uno u otro, dependerá de los precios de cada abono para decidir. Para seguir con el ejemplo anterior, si el nitrato amónico estuviese a 0,35€/kg, pagaríamos 104,3€ para completar esas 100 U.F. En cambio, con el sulfato amónico (0,22 €/kg) pagaríamos 104.72 €. ¡Casi igual!

 Las incompatibilidades entre los abonos

Ahora bien, el ejemplo anterior de saber distinguir y elegir entre distintos fertilizantes que aportan el mismo nutriente (nitrógeno en este caso) no termina aquí, pues ahora vamos a lo que queríamos hablar en el artículo: las incompatibilidades.
Pongamos el caso que queremos añadir a nuestra abonadora un NPK con el fin de poder aportar al cultivo los nutrientes principales que necesita.
En este caso, habría que estudiar qué fertilizantes son o no compatibles, para no tener problemas de mezclas.
Veamos la siguiente imagen.


Primero, aclarar una cosa:
I: incompatible.
X: compatibililidad limitada. Eso quiere decir que se pueden mezclar en el momento de abonar, pero no dejar mucho tiempo mezclados.
C: compatibles. ¡Todo Ok! 

Si queremos abonar con sulfato amónico porque queremos descomponer la materia orgánica que tenemos y, además, aumentar el pH del suelo para liberar ciertos microelementos, debemos tener en cuenta que no podemos mezclarlo con nitrato cálcico (un abono muy común) ni con fosfato monoamónico. Este último, lo podríamos hacer con el nitrato amónico.

El calcio siempre ha sido muy puñetero. Hay veces que por mucho que aportemos Ca al suelo, nos salen problemas y deficiencias en el cultivo porque la planta no es capaz de movilizarlo. Incluso en los humanos pasa lo mismo y cuesta fijarlo, por lo que a menudo añaden vitaminas para ayudar en su asimilación. En la agricultura pasa lo mismo, solo que añaden elementos quelantes o citoquininas para facilitar su absorción radicular (o foliar). 
 
Con el resto de fertilizantes también da problemas. Es muy puñetero. A menudo, obliga al agricultor a tener una segunda abonadora o bien, a abonar primero con una mezcla y luego otra sola para el calcio.
Como ves en la tabla, es incompatible casi con todo, exceptuando el ácido nítrico, el sulfato potásico y la urea, donde estos dos últimos hay que hacerlo en el momento de abonar.

 http://www.agromatica.es/incompatibilidad-entre-fertilizantes/



lunes, 23 de enero de 2017

COMO USAR EL SULFATO DE HIERRO EN AGRICULTURA

El sulfato de hierro en la agricultura moderna

La precipitación del sulfato de hierro en suelos calizos

Uno de los grandes problemas que nos encontramos en muchos suelos españoles es su contenido rico en calizas y, por tanto, pH alto. Esto hace que algunas mezclas, como el sulfato de hierro, se insolubilicen y precipiten rapidamente.
 Sólo hay que ver esta tabla donde se puede apreciar cómo baja la asimilación o disponibilidad del hierro en función del incremento del pH. A partir de pH empieza a ser un factor limitante, y en pH cercanos a 8, bastante comunes en suelos del sur, su precipitación es bastante alta.

¿Aplicación foliar o vía riego para corregir una carencia?

Una cosa que hay que tener en cuenta es que todo lo que se aplique por vía foliar tiene una asimilación más rápida. No interacciona con el medio edáfico y la posibilidad de que interactúe (tanto positiva como negativamente) con el resto de cationes y aniones del suelo es prácticamente nula.
Sin embargo, hay que diferenciar entre los complejos y los quelatos, ya que no son lo mismo. En aplicaciones foliares, es recomendable usar productos a base de complejos. En cambio, por vía radicular, la elección de quelatos es mejor.
Uno de los mayores problemas que tiene el hierro es que es fotosensible y se degrada facilmente en contacto con la luz. Usado como corrector de carencias (un quelato de hierro), se puede aplicar a primeras horas de la mañana, a dosis que varían entre los 200-300 cc/hl para la mayoría de productos, que llevan una riqueza de hierro que varía entre 6 y 7,5%.


Aplicaciones vía fertirrigación

Es muy común, y en muchas ocasiones se hace así, por comodidad, la aplicación en fertirrigación o bien el “cacharreo” de utilizar quelato de hierro o sulfato de hierro sólo en las plantas o árboles que lo demanden.
Se suele aplicar una dosis variable por planta para corregir una clorosis férrica con síntomas visuales. En este link podéis ver en qué consiste esta carencia y cómo se puede identificar en las hojas.
Un ejemplo de dosificación para un quelato de hierro común:
Quelato de hierro 7%
  • 30-50 gramos/pie para árboles en desarrollo
  • 50-100 gramos/pie para árboles de gran tamaño y muy desarrollados.
Un ejemplo visual, para ver la importancia del hierro en los cultivos, demostrado en este ensayo.


Dosificación del sulfato de hierro

Lo primero de todo, como siempre recomendamos en Agromática, es hacer un análisis de suelo previo para conocer qué tenemos en el suelo, qué vamos a utilizar y qué tenemos que reponer.
La aplicación de sulfato de hierro, en tal sentido, ofrece varias prestaciones.
Por un lado, la aplicación de grandes cantidades, entre 400 y 600 kg/ha de sulfato de hierro, ayuda a bajar el pH del suelo, si estamos ante suelos muy calizos y que tienen grandes problemas para movilizar los micronutrientes.
Otra dosis recomendada también puede ser entre 35 y 50 gramos/m2, con el interés de aplicar hierro al suelo de una forma sencilla y barata.
Simplemente echando un vistazo a la tabla anterior de movilidad de los nutrientes (macro y micronutrientes) en función del pH, nos hacemos una día de lo que podríamos ganar acidificando o alcalinizando un suelo.
Aunque como ya hemos repetido algunas veces, el suelo tiene una gran capacidad tampón, y sólo grandes cantidades pueden ayudar a modificar el pH.
Por tanto, en suelos calizos, la aplicación de sulfato de hierro no sólo ayuda a bajar el pH del suelo, aportar hierro en grandes porcentajes y azufre, si no también destaca su capacidad para movilizar y mejorar la asimilación por la planta de otros nutrientes que sólo son móviles en pH ácidos.

La problemática del sulfato de hierro

Uno de los mayores inconvenientes que ofrece el sulfato de hierro aplicado en la agricultura es su gran potencial para degradarse.
Es una de las fuentes más conocidas de hierro, pero una vez se aplica al suelo, se disocia el azufre y el hierro, de forma que cada uno irán por su lado.
En distintas situaciones, pH, tipo de suelo, luminosidad, etc. el hierro se degrada con facilidad de sulfato ferroso (FeSO4), con un contenido entre 20 y 25% de hierro, a Fe3+ , un compuesto insoluble, sólido y un precipitado.
Sin embargo, las plantas son muy inteligentes y han desarrollo muchísimas estrategias que a día de hoy se siguen estudiando.
Dichas plantas, son capaces de segregar sustancias que acidifican el suelo (con un coste energético alto). Liberan una alta carga de protones H+  para intentar solubilizar el Fe3+ que, como hemos dicho, es insoluble a pH neutro o básico.
Por otra parte, están los microorganismos sideróforos, que son capaces de  tranformar el Fe3+ estado Fe2+  , que si es soluble y asimilable por las plantas.



http://www.agromatica.es/como-usar-el-sulfato-de-hierro/



¿SON EFETIVOS LOS TRATAMIENTOS FOLIARES DE NUTRIENTES?

Sin embargo, hay muchos condicionantes que pueden restar rendimiento a la aplicación, como la temperatura, el tamaño de la hoja, su estado fenológico, etc.
Por tanto, nos podemos llegar a preguntar si realmente son efectivas la aplicaciones foliares de nutrientes o es mejor utilizar el conocido sistema de la fertirrigación.

La aplicación foliar de nutrientes no es algo moderno…

Ni mucho menos. Hay documentación que constata que se aplicaba en 1.844 sulfato de hierro para corregir clorosis férrica en vides destinadas a producir vino en Francia.
Lo que sí se ha modernizado es la eficiencia de los nutrientes que aportamos foliarmente, ya que actualmente podemos aprovechar las ventajas que nos ofrecen los últimos quelatos o complejos que se absorben rápidamente y reducen las pérdidas en su aplicación.
Aunque comúnmente se piensa que es así, hay una vertiente científica que rechaza que la absorción de nutrientes foliares se haga a través de los estomas. Reivindican que los estomas sólo tienen la función de absorber elementos gaseosos (intercambio gaseoso) y que las gotas de agua suelen ser varias veces mayor al tamaño de la apertura estomática.
Contando con la tensión superficial del agua, es difícil que se pueda introducir a través de los estamos.
Por el contrario, se defiende que los nutrientes se absorben a través de los poros de la hoja (no son estomas) mediante el gradiente de concentración, atravesando distintas capas de la hoja por varias rutas de absorción.

Las etapas de la aplicación foliar de nutrientes

Cuando aplicamos un producto nutricional o incluso un fitosanitario para combatir alguna plaga o enfermedad, el proceso de absorción pasa por varias etapas. Concretamente 3 etapas.

Etapa 1: retención de los nutrientes o materias activas en la hoja

Cuando aplicamos de forma foliar un nutriente o una materia activa (fitosanitario), parte de estas sustancias quedan retenidas en la hoja, otras se pierden.
De hecho, una condición importante es que el producto que apliquemos tenga la propiedad química de quedar retenido en la hoja al menos unas cuantas horas (lo mejor es más de 3 horas).
Esto garantiza la máxima absorción del producto, por lo que es muy conveniente mirar la predicción del tiempo y observar que no va a llover o hacer viento en las siguientes horas.
Un consejo: cuanta más humedad ambiental haya (medida en % de humedad relativa), mejor permeabilidad tendrá la cutícula de las hojas y mayor absorción habrá. Al contrario de lo que podamos pensar de que por estar seca va a absorber más, como si estuviese sedienta.
También es aconsejable el uso de tensioactivos o productos que aumentan la solubilidad, miscibilidad y reducen el tamaño de gota de los nutrientes. Con ello se consigue que la aplicación foliar sea más efectiva, medida en mayor porcentaje de producto absorbido por la hoja.




Etapa 2: transporte de la sustancia al interior de la hoja (células)

En esta etapa, los nutrientes se han absorbido de la superficie de la hoja al interior de las capas, desplazándose hacia el interior de forma progresiva.
Las células epidermales actúan como barreras naturales que impiden que determinadas sustancias sean absorbidas o no y pasen el “filtro natural” impuesto por las plantas. La velocidad de absorción dependerá de las condiciones de la planta y de la concentración del soluto. Es decir, de la concentración de sales en el medio acuoso.

Etapa 3: movimiento del nutriente hacia los órganos (como los frutos)

Los nutrientes o compuestos se desplazan a través de las células a través de 2 movimientos. Entre los espacios de las células (espacios intercelulares), conocido como apoplasto, o bien a través del interior de las céluas (espacios intracelulares), conocido como simplasto.
Las sustancias aplicadas foliarmente se dirigen a los órganos donde mayor demanda haya del nutriente. Por ejemplo, en el caso de que hagamos una aplicación foliar de hierro, se desplazará lentamente hasta las hojas jóvenes que presentan un estado clorótico por carencia de este elemento.
En el caso de que hagamos una aplicación en fertirrigación para corregir una carencia, tiene el inconveniente de que el desplazamiento es mayor (desde las raíces hasta la parte aérea, en el caso de una carencia de hierro). Por eso, muchas veces se recurre a las aplicaciones foliares, aunque habrá que tener en cuenta condicionantes especiales según el producto.

La rapidez en la absorción foliar depende del nutriente elegido

No todos los nutrientes tienen las mismas propiedades químicas ni el mismo tamaño molecular. Por tanto, es de esperar que su tasa de absorción sea distinta.
De los nutrientes conocidos, ésta sería la clasificación de mayor  a menor absorción del 50% de la aplicación.
  • Nitrógeno: de 30 minutos a 2 horas
  • Fosforo: de 5 a 10 días
  • Potasio: de 10 a 24 horas
  • Calcio: 1 a 2 días
  • Magnesio: 2 a 5 horas
Igualmente también depende, dentro de cada uno de estos nutrientes, la distinta naturaleza de ellas. Por ejemplo, el caso del potasio, cuyo aporte puede hacerse con nitrato potásico, fosfato monopotásico, sulfato potásico, etc.





En esta imagen vemos el ejemplo de la tasa de absorción a las 24 horas de aplicación. Vemos que el nitrato potásico tiene una eficiencia inferior al 50%, pero mucho mayor que el resto de soluciones ricas en potasio aplicadas de forma foliar.
En el caso del sulfato potásico, menos del 20% de las sales aplicadas por pulverización foliar han conseguido ser absorbidas. Además, de ese 19,4%, aún siguen habiendo pérdidas, puesto que sólo el 13,2% se transloca desde la hoja hacia los órganos como los frutos.








Esta imagen representa la diferencia en la distribución del ión de hierro sobre la hoja en distintas condiciones. En el caso A, con una hoja sana y de color verde, y en el caso B, con una hoja estresada con problemas de transporte y crecimiento restringido.

¿Cuándo es recomendable realizar aplicaciones foliares?

Por norma, las aplicaciones foliares no tienen ningún tipo de restricción siempre que sean aptas para aplicar.
El mejor uso de los tratamientos aéreos se hará cuando tengamos problemas en suelo y una baja tasa de asimilación radicular.
Esto puede deberse a problemas con el pH, suelos bloqueados por antagonismos de nutrientes, bajo porcentaje de materia orgánica, encharcamientos, sequía extrema etc.
También hay que contar con que la fertilización foliar es más eficiente que la fertirrigación, por lo que está totalmente recomendada en situaciones de carencia de algún nutriente. Esto se debe a que al aplicar el nutriente requerido a través de las hojas se dirige con mucha más facilidad a las partes donde se necesita, y no tiene que recorrer el largo camino desde las raíces hasta los órganos.
Los tratamientos foliares son recomendables en momentos de máxima necesidad, cuando las raíces no tienen la suficiente energía para asimilar todos los nutrientes que necesita.
Ten en cuenta que la absorción de nutrientes por parte de las raíces no se hace a coste cero y tiene que gastar energía para tomar otra. En el caso de los cationes, libera H+ para compensar la asimilación de iones de carga positiva y estar siempre en equilibrio iónico.
Algo a tener en cuenta es que los nutrientes tienen distintas formas de desplazarse, por lo que se puede diferenciar entre los nutrientes de alta movilidad y los de baja movilidad.

Nutrientes de alta movilidad

Lo son el nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, etc. Las aplicaciones tanto en fertirrigación como en los tratamientos foliares se transportan bien dentro de la planta y las correcciones de los estados carenciales suelen llevar poco tiempo (varios días como mucho).

Nutrientes de baja movilidad

Sin embargo, tenemos muchos micronutrientes (hierro, manganeso, zinc, cobre, etc.) con baja movilidad que dependen de muchos condicionantes para ser transportados. El movimiento es lento y la corrección de las clorosis suele llevar algunos días más.
Un claro ejemplo es el de la clorosis férrica y la corrección, que puede llevar más de una semana con repeticiones en las aplicaciones.



http://www.agromatica.es/efectivos-los-tratamientos-foliares-nutrientes/


HERBICIDAS EN EL HUERTO ¿ LOS USAMOS O NO?

Desde la escarda manual hasta el glifosato no han pasado tantos años. Ha sido durante la segunda mitad del S.XX cuando el hombre ha echado mano de productos químicos (herbicidas) para el control… más bien… intento de erradicación exagerada de las especies arvenses que compiten con los cultivos de interés. ¿Pero es correcta esta visión de las malas hierbas?

¿En algún momento las malas hierbas aportan algo?



En un agrosistema intervienen muchas variables. Esto ya lo hemos hablado en más ocasiones y creo recordar que una de el las es la microfauna del suelo; esa microfauna que debemos cuidar y mantener a toda  costa para un buen equilibrio del suelo. Con las hierbas arvenses pasa un poco parecido. Es evidente que se han de controlar, cosa muy diferente del término erradicar que he mencionado en el párrafo anterior. En sí mismas aunque se les llame “malas” también contribuyen a la estabilización mecánica del suelo (impiden la erosión) ya que sus potentes raíces sujetan el suelo. Otras veces, según las especies y densidad, pueden favorecer condiciones aptas para muchos microorganismos del suelo beneficiosos en el desarrollo de cultivos.

¿Qué representa una mala hierba en el mundo agronómico?

Una palabra. PRODUCTIVIDAD. Es, después del clima, una de las causas más importantes en la pérdida de productividad a nivel mundial. Compiten directamente con los cultivos y, por suerte o por desgracia, (más bien lo segundo), suelen ser más fuertes y poderosas que las plantas de interés agronómico. Hemos de darnos cuenta que están muy adaptadas al medio en el que plantamos, tienen una alta rusticidad, y una capacidad reproductiva bestial (si no, no serían malas hierbas). Si además de esto, les proporcionamos nutrientes en forma de abono que en principio es para nuestro cultivo, tenemos un cóctel invasivo de difícil control.

La persistencia en el suelo de los herbicidas

Es uno de los problemas asociados al uso de algunos herbicidas. No ocurre con todos, ni si quiera con la inmensa mayoría, pero sí es cierto que hay algunos principios activos de algunos herbicidas que pueden afectar a cultivos cuyas características estén dentro del espectro de actuación del herbicida del cultivo precedente. Normalmente, en los productos comerciales, viene perfectamente avisado qué periodos hay que dejar para según qué cultivos posteriores a la aplicación del producto.

¿Es realmente necesario un herbicida?

Todo depende del objetivo de nuestro cultivo y de su dimensión.
Realmente, donde el valor de productividad baja en números considerables suelen ser cultivos de leguminosas y cereales en monocultivo de gran extensión. En hortícolas, aunque también pueden competir con los cultivos, suele ser menos acuciado su impacto. Aun así lo tienen.
Imaginemos un pequeño huerto en el que sacamos unos 18 kg de producto (el que sea) y que si no hubiera sido por las malas hierbas podríamos haber conseguido 20 kg. Hemos tenido unas pérdidas menores, ya que 2kg arriba abajo no nos suponen prácticamente nada. Total un 10% de pérdidas tampoco es para tanto y entonces enarbolamos nuestro logro diciendo ¡qué maravilla de huerto que sin pesticidas y herbicidas hemos conseguido unos lustrosos hortícolas!
Extrapola eso a un campo de 100 ha donde el beneficio económico, después de amortización de maquinaria, productos, mano de obra, impuestos, bla bla bla bla, supone el 5% de lo facturado si todo va bien. ¡Pum! ¿Cambia la perspectiva verdad? No solo no tenemos beneficio sino que además es posible que tengamos que poner dinero. ¿Usamos entonces herbicida o no? Pues en algunos casos es necesario pero se debe encontrar el equilibrio entre técnicas de labranza alternativas para un uso más comedido de los mismos en caso de tener que utilizarlos.


No es en absoluto realista, en un país desarrollado, pensar que la agricultura actual, tal y como está pensada, pueda ser económicamente viable sin usar un solo gramo de herbicida. Para conseguir este “ideal ecológico”, se debe empezar por cuestionarnos en primer lugar nuestro modelo económico, nuestro modelo de vida y de alimentación (se tira más de 1/3 de lo que se produce), pero ese es otro tema que dejamos en el tintero… o en el teclado en este caso. Lo que sí debe hacer es tender a su mínimo uso, combinado con técnicas culturales de labranza.

¿Cuáles son estas alternativas para complementar o disminuir el uso de herbicidas?

Hay muchas formas de complementar el uso de herbicidas (en caso de ser necesarios) para reducir su uso drásticamente e incluso, según qué ocasiones poder prescindir de él. Aquí os mencionamos algunas y sus artículos desarrollados convenientemente.

Solarización


Caro pero método eficaz en latitudes calurosas (sur de España) donde, después de un riego para humedecer el suelo, se tapa con un plástico transparente durante los meses de verano, consiguiendo temperaturas superiores a los 40ºC que reducen la viabilidad de las semillas presentes en el suelo. No es efectivo para todos los cultivos ni en zonas frías. Se suele utilizar en cultivos de invernadero o regadío donde las producciones son muy elevadas por hectárea y compensa la inversión.

Rotaciones y alternativas de cultivos

Es de los métodos no químicos con mayor efectividad que existen porque existe una flora competidora asociada a cada tipo de cultivo y es de los pocos métodos que demuestra su efectividad sea cual sea el tipo de cultivo (cereal, hortícola, regadío, secano…)
Hay muchas rotaciones de cultivos entre especies poco competidoras (zanahorias, cebolla) con otras más competidoras (patata) para romper el ciclo de las malas hierbas presentes. Ya hemos hablado largo y tendido de las rotaciones en estos dos artículos:

Acolchados

Ya sean de productos orgánicos, minerales (piedras, cenizas…) o plásticos limitan mucho la germinación y crecimiento de semillas una vez tenemos nuestro cultivo desarrollado mínimamente. Otro artículo os dejamos sobre el acolchado para ampliar la información de este sistema.


Densidad de plantación

Este es otro mundo en el que la investigación agrícola invierte barbaridades en saber cuál es la mejor densidad de plantación para obtener el mayor rendimiento en el mismo espacio. Es difícil jugar con las densidades de plantación y difícilmente demostrable si una mayor densidad, provoca una disminución de mala hierba por una mayor cobertura de la especie cultivada que impide la nascencia de algunas de sus hierbas competidoras. Hay estudios que demuestran que sí y otros que no. Aquí tenemos disparidad de opiniones.
Y después de esta disertación sobre el uso de herbicidas, contestaremos a la pregunta inicial. ¿Herbicidas en nuestro huerto sí o no? Rotundamente no. En nuestros huertos domésticos, ociosos, en la ciudad o en el pueblo, la respuesta es no. La escarda manual, el aumento de densidades de plantación, los acolchados…todas estas técnicas son más que suficientes para asegurarnos una producción más que abundante y una sensación final satisfactoria de nuestros productos del huerto año a año.


http://www.agromatica.es/herbicidas-huerto/



VALORES DE REFERENCIA DE UNA ANALISIS DE SUELO

En la agricultura, se hacen menos análisis de suelo de lo que deberían, y lo que no sabemos es que se derrochan muchos fertilizantes y se pierde una cantidad de dinero mayor de lo que en sí mismo cuesta la analítica.
Además, no nos vale pensar que lo que aportemos al suelo, aunque sea en mayor cantidad de lo que las plantas necesitan, podrán recuperarlo para los años siguientes, ya que muchos nutrientes, en especial el nitrógeno, se percolan y se pierde a capas profundas.
Total, tenemos un doble efecto negativo. La planta no aprovecha dichos nutrientes y aumentamos la contaminación del suelo y del agua, que de por sí ya está muy afectado.
Empezamos este artículo añadiendo estos dos temas interesantes y que están muy referidos a lo que os vamos a contar ahora.

Valores de referencia en análisis de suelo

Una novedad que deberían ofrecer todos los laboratorios de análisis de suelo es proporcionar una tabla donde diga los valores medios de cada uno de los parámetros.
De esta forma, aún sin conocimientos, podemos realizar una interpretación adecuada de qué sucede en nuestro suelo. Lo ideal, posteriormente, es consultarlo con un ingeniero agrónomo, pero nos sirve de referencia inicialmente.

Pasar los datos de meq/L a mg/L o ppm (partes por millón) es relativament sencillo y sólo necesitamos el peso molecular de cada uno de los elementos.
Nitrato (NO3-): 1 meq/L = 63 ppm = 1 mmol/L
Fosfato (H2PO4): 1 meq/L = 97 ppm = 1 mmol/L
Sulfato (SO4-): 1 meq/L = 48 ppm = 0,5 mmoles/L
Potasio (K+): 1 meq/L = 39 ppm = 1 mmol/L
Calcio (Ca2+): 1 meq/L = 20 ppm = 0,5 mmoles/L
Magnesio (Mg2+): 1 meq/L = 12,15 ppm = 0,5 mmoles/L
Conociendo estos valores, podremos saber si tenemos alguno en valores por encima de lo normal (reduciremos, por tanto, el aporte) y los que están por debajo de la media (aportaremos una cantidad adicional).



Precio medio análisis de suelo

Un análisis de suelo completo está en torno a los 80-90 €. El de agua algo menos. A priori, nos puede parecer una cantidad muy alta pero vamos a hacer la siguiente cuenta para abrirnos definitivamente los ojos.
Imaginemos que queremos cultivar un tomate en invernadero, con unas necesidades netas de calcio de 10 meq/L y 4 meq/L de magnesio.
Si tenemos unos valores adecuados de calcio y magnesio en el análisis de suelo, lo recomendable es no reducir dichos niveles y mantener una reserva o despensa adecuada. A partir de aquí, se podrá incrementar según vayamos aportando periódicamente materia orgánica.
Si tenemos guas con carga alta de conductividad (>2,5 mS/cm), muy probable, esas sales nos la están aportando cloruros, sulfatos, calcio, magnesio o sodio. No tanto nitratos, fosfatos o potasio.
Imaginemos que en el análisis de agua tenemos los valores siguientes:
  • Calcio (Ca2+): 13 meq/L
  • Magnesio (Mg2+): 5 meq/L
  • Sodio (Na+): 10,49 meq/L
Lo primero que tenemos que ver es si hay una buena relación entre calcio y magnesio. Se asume que si hay el doble de calcio que de magnesio, todo estos nutrientes que aporta el agua podrán ser absorbidos. Y de ahí en adelante (relación 2, 3, 4, etc.).
En el caso contrario, si tenemos más contenido de magnesio que de calcio o la relación Ca/Mg no llega a 2, tendremos que calcular el abonado para que, aportando nitrato cálcico, esta relación suba y no haya un bloqueo de suelos.
En tal caso, como las necesidades de calcio y magnesio del tomate de invernadero que hemos comentado anteriormente eran de 10 meq/L para calcio y 4 meq/L para magnesio, el agua de riego aporta sobradamente dichas necesidades.
Por tanto, ya hablamos de un ahorro en el aporte de fertilizantes ricos en calcio y magnesio. 
¿Cuánto? Vamos a verlo.
Pongamos un consumo de agua de 4.000 m3 por campaña y 1 meq/L de nitrato cálcico = 108 mg/meq.
Para aportar 10 meq/L de calcio y 4 meq/L de magnesio en continuo, para dicha cantidad de agua:
  • 4.320 kg de nitrato cálcico
  • 1970 kg de sulfato de magnesio.
Sólo poniendo el cálculo económico del nitrato de calcio, a 0,35 €/kg como supuesto, estaríamos hablando de un gasto de 1512 € por campaña. Ahora también habría que sumar el magnesio.
No siendo todo tan drástico, también hay que decir que por cada meq/L que se aporta de calcio también se hace de nitrógeno, por lo que ahorraríamos en el aporte de nitrato amónico o derivados.

Los datos importantes del análisis de suelo

De todos los valores que nos ofrece el análisis de suelo, y que podemos comparar con la tabla de valores de referencia, hay números muy importantes que tenemos que ver.

Materia orgánica

Estudiar el porcentaje de materia orgánica del suelo como factor importantísimo para conocer la despensa del suelo.
No sólo por los nutrientes que aportará en un futuro después de su mineralización, si no porque contribuye a mejorar las propiedades del suelo (drenaje, temperatura, población de microorganismos, etc.) y la capacidad de almacén de nutrientes que aportemos.
En definitiva. Un suelo rico en materia orgánica (1,5-2%) hace que los fertilizantes que aportemos en cobertera aumenten su absorción por las raíces y se disminuya su lixiviación o insolubilizaciones.

Fósforo Olsen

Básicamente es el contenido en fósforo que tiene el suelo, y muchas o la mayoría de veces están en contenidos altísimos.
Es normal encontrarnos valores 10 veces por encima de lo recomendable en suelos donde se trabaja de forma continua los suelos (explotaciones intensivas).
Esto es un inconveniente ya que este fósforo en cantidades altas en el suelo, sumado al aporte continuo de calcio del agua de riego (o lo que aportemos con el nitrato cálcico), hace que se forme precipitados insolubles para las plantas, como el fosfato tricálcico.
Con ello reducimos la efectividad del aporte de nutrientes y contribuimos a tener un suelo mucho más duro (precipitados de yeso y fosfatos) donde las raíces tienen inconvenientes para su desarrollo.

El contenido mineral del extracto saturado

El extracto saturado nos está diciendo qué pueden tomar las plantas de ese suelo cuando aplicamos agua  de riego y solubilizamos los minerales.
Si el contenido en nitratos, potasio, calcio y magnesio está en la media de los valores de referencia, tenemos una buena reserva de suelo para sacar el cultivo adelante.
Lo único que necesitamos es aplicar fertilizantes para mantener constantes dichos valores, pero no para su reposición.
Por el contrario, tener una “despensa” muy grande de estos nutrientes, incrementa en exceso la conductividad del suelo, reduciendo la productividad de nuestros cultivos.






http://www.agromatica.es/referencia-de-un-analisis-de-suelo/




ENFERMEDADES QUE SE DAN EN EL GIRASOL

Principales enfermedades del girasol


Tenemos delante un cultivo con doble aprovechamiento. Uno sería el aceite de girasol que todo el mundo conocemos y utilizamos para según qué cosas en nuestra cocina, y otro, para aprovechar las pipas como frutos secos.
Sin embargo, como todas las plantas conocidas, está sometida a la presencia de numerosas plagas y enfermedades.

Podredumbre húmeda (Sclerotinia sclerotiorum)



Esta enfermedad vive en condiciones húmedas y avanza por el cultivo de girasol generando podredumbres basales en la parte inferior del tallo.
Destruye los tejidos conductores (por donde circula la savia) y provoca la muerte de la planta. Los nutrientes y fotoasimilados no pueden llegar a la parte aérea del girasol y acaba secándose.
La podredumbre húmeda del girasol puede ocurrir en cualquier estado fenológico del cultivo.

Condiciones de aparición de la podredumbre húmeda en girasol

Las condiciones apropiadas para su desarrollo se basan en temperatura (a partir de 5 ºC) y humedad suficiente en el suelo, donde hay presencia de los esclerocios, que germinan e infectan el cultivo.

Verticilosis (Verticillium dahliae Kleb)

La verticilosis o Verticillium es una enfermedad muy importante en el cultivo del girasol. Como en el caso de la podredumbre blanda ocasionada por Sclerotinia, afecta a los vasos conductores, impidiendo la circulación de savia y frenando el avance de la parte aérea.

La enfermedad avanza desde la parte basal (la parte inferior de tallo del girasol) hasta la parte superior, afectando a los tallos (donde se si parte se observa una necrosis en los vasos) y hojas.
Por tanto, a la hora de observar la enfermedad, veremos las primeras muestras físicas en las hojas de la parte inferior y, poco a poco, avanzarán hacia las hojas superiores.
En estado avanzado de la enfermedad, se puede observar cómo se pudren las semillas en la parte aérea, dejándolas inservibles para su comercialización.

Condiciones de aparición de verticilosis en girasol

Las condiciones apropiadas para que aparezca esta enfermedad común en el girasol son temperaturas cálidas y buena disponibilidad de humedad en el suelo.
A menudo, los excesos de riego ocasionados por lluvias son el caldo de cultivo para un debilitamiento general del cultivo y la germinación de este tipo de esporas.

Control de la enfermedad

Aumentar el pH del sustrato es un factor importante para controlar el avance de la enfermedad desde el suelo.
La desinfección o solarización también servirá para eliminar cualquier tipo de espora de hongo, si se hace bien y durante el tiempo suficiente.

Chancro del tallo (Phomopsis helianthi Munt)

Esta enfermedad hace acto de aparición en condiciones reproductivas del girasol (en plena producción de pipas).
Los primeros efectos de la enfermedad se observan sobre las hojas, donde se ven manchas necróticas en forma de V invertida. Es decir, el vértice de la mancha empieza en la parte basal de la hoja y aumenta conforme se acerca a la punta de la hoja.
Sobre el tallo también se observa una mancha necrosada, síntoma de avance de la enfermedad y colapso de los vasos conductores de savia.
Si nos fijamos con lupa, podremos ver en estas manchas sobre el tallo pequeños puntos oscuros de muy pequeño diámetro.

Evaluación de daños en enfermedades de raíz y tallo


1
Ausencia de síntomas
2
Presencia de pocas lesiones en tallos capítulos sanos
3
Hasta 1/3 tallo infectado y/o hasta 5% capítulos infectados
4
Hasta 2/3 tallo infectado y/o hasta 10% capítulos infectados
5
Mas de 2/3 tallo infectado y/o más de 10% capítulos infectados

Condiciones de aparición de la enfermedad

El chancro del tallo en girasol suele aparecer cuando, en presencia de la enfermedad, se tiende a abusar de la fertilización en exceso o se realizan siembras tempranas fuera de fecha.

Mildiu del girasol (Pasmopara halstedii (Farl) Berl. & de Toni)

El mildiu es una de las enfermedades más conocidas de forma general en los cultivos. En el girasol, también tiene importancia, ya que reduce o elimina la emergencia de las semillas.
El girasol afectado de joven tiende a un crecimiento lento y provoca enanismo. Las nervaduras de las hojas se tornan cloróticas y el área foliar se decolora.
Con el avance de la enfermedad aparece una especie de masa algodonosa que indica un crecimiento de las esporas de mildiu.

Condiciones de aparición del mildiu en el girasol

Temperaturas moderadas (entre 15 y 25 ºC) junto con altas humedades (por encima del 90%) son las condiciones para el máximo desarrollo del mildiu.

Tizón del tallo (Sclerotium rolfsii)


La enfermedad del tizón en el girasol provoca la muerte del girasol sea el estado fenológico que sea.
Sin embargo, a pesar de la gravedad una vez la planta está infectada, las condiciones de infección no son tan simples y sólo se dan casos aislados dependiendo de la zona geográfica.
Sobre la base del tallo se produce el avance del tizón, que necrosa la zona e impide la conducción de savia por los canales xilemáticos.
Además, se forma una especie de mancha algodonosa y blanda que forman los esclerocios del tizón, como una especie de podredumbre blanda.

Condiciones para que aparezca tizón

Como en el resto de casos de podredumbre blanda, el tizón aparecen en épocas de temperaturas cálidas (por encima de 25 ºC) y elevadas condiciones de humedad.

Alternaria (Alternaria helianthi (Hansf.))



Alternaría es una enfermedad muy conocida en muchos tipos de cultivos cuando se dan elevadas condiciones de humedad.
Afecta a las hojas, reduciendo su capacidad de fotosíntesis y ocasionando la caída prematura de éstas.
Sobre la masa foliar se forman manchas necrosadas que también se reproducen en el tallo del girasol. Alrededor de esta mancha negra, se forma un halo clorótico de color amarillo muy característico en esta enfermedad.

Roya (Puccinia helianthi Schw)

La roya es también una enfermedad típica en cereales cuyos síntomas visuales se reflejan en las hojas.
Sobre éstas aparecen manchas necróticas, de color rojizo o negro, que avanzan desde las hojas inferiores a las superiores.
Las condiciones para el desarrollo de la roya en el girasol son temperaturas cálidas (entre 18 ºC y 25 ºC) y humedad relativa alta.

Septoria (Septoria helianthi)

Esta enfermedad no está estandarizada en el cultivo de girasol y sólo se dan casos apartados. La septoria se localiza sobre las hojas basales, originando manchas de color parduzco con un halo amarillento (parecido al de antracnosis).
La enfermedad evoluciona desde las hojas inferiores hasta las superiores y sólo en casos excepcionales se extiende al tallo del girasol.
Alta humedad relativa y temperaturas cálidas son las condiciones ideales para el desarrollo de la enfermedad.

Podredumbre bacteriana (Erwinia carotovora)

De todas las enfermedades del girasol que hemos tratado, esta es la única mencionada de origen bacteriano. Aunque hay otras dentro del compendio de enfermedades de origen bacteriano, Erwinia carotovora es una de las má famosas.
Sobre el tallo aparece una podredumbre de aspecto acuoso. Se forma en el interior y sólo a partir de grietas se ve visible en el exterior.
Con el avance de la enfermedad, el tallo afectado se quiebra y afecta totalmente al desarrollo de la planta.
El agente de transporte de la enfermedad es el insecto Melanagromiza cunctanoides, por lo que el control de la enfermedad pasa por la eliminación del vector.


http://www.agromatica.es/enfermedades-del-girasol/

domingo, 22 de enero de 2017

PRODUCTOS QUE SE UTILIZAN EN LA AGRICULTURA ECOLÓGICA




¿Qué productos se utilizan en agricultura ecológica?

Una vez que tenemos un problema en el cultivo, es difícil solucionar el problema y hay que armarse de valor y paciencia para erradicarlo.
En este listado, mencionamos algunos productos que se pueden utilizar en agricultura ecológica, pues están recogidos dentro del Reglamento CE 889-2008, relativo a la producción y etiquetado de los productos ecológicos.

Sustancias de origen vegetal o animal

Azadiractina (árbol de neem): sustancia insecticida.
Cera de abejas: agente cicatrizante para podas.
Gelatina: sustancia insecticida.
Proteínas hidrolizadas: usadas como atrayente para trampas. Se pueden utilizar en mezcla con otras sustancias incluidas en este listado (Reglamento CE 889-2008).
Lecitina: sustancia fungicida contra enfermedades.
Aceites vegetales como aceite de parafina, aceite de pino, aceite de alcaravea, etc.): sustancia insecticida, acaricida, fungicida e inhibidora (según concentraciones) de la germinación de semillas.
Piretrinas extraídas de Chrysanthemum cinerariaefolium: sustancia insecticida (piretrina).
Cuasia extraída de Quassia amara: sustancia insecticida y repelente.
Rotenona extraída de Derris spp., Lonchocarpus spp. y Terphrosia spp.: sustancia insecticida.
Sustancias producidas por microorganismos
Espinosad: actividad insecticida (Spintor).
Sustancias utilizadas en trampas y dispersores
Fosfato diamonico: sustancia atrayente, únicamente utilizada en trampas.
Feromonas: sustancia atrayente, perturbador de la conducta sexual (confusión sexual), utilizada en trampas.
Piretroides: se utiliza deltametrina y lambdacihalotrina. Sustancia insecticida utilizada en atrayentes específicos. Usado contra la mosca de la fruta (Ceratitis capitata).
Sustancias molusquicidas (control de caracoles y babosas)
Fosfato férrico (ortofosfato de hierro III): molusquicida.
Sustancias utilizadas de forma tradicional en agricultura ecológica
Cobre: distintos tipos de cobre como sustancia fungicida contra hongos. Máximo uso permitido de 6 kg de cobre por hectárea y año (o campaña).
Formas de cobre autorizados en agricultura ecológica:
  • Hidróxido de cobre
  • Oxicloruro de cobre
  • Sulfato de cobre tribásico
  • Óxido cuproso
  • Octanoato de cobre

Etileno: desverdizado en cultivos de plátano, kaki, kiwi, cítricos, inducción de la floración en la piña, inhibición de la brotación de patatas y cebollas.
Su uso está limitado únicamente como estrategia para reducir los daños de la mosca de la fruta.
Sal de potasio rica en ácidos grasos: sustancia (jabón potásico) utilizada para ablandar el exosqueleto de determinados insectos. Sustancia insecticida.
Sulfato de aluminio y potasio (kalinita)
Polisulfuro de calcio: sustancia fungicida, insecticida y acaricida.
Aceite de parafina: sustancia insecticida y acaricida.
Aceites minerales: sustancia insecticida, fungicida. Uso limitado en árboles frutales, plantas tropicales y olivar.
Permanganato de potasio: sustancia fungicida, bactericida únicamente autorizada para árboles frutales, olivos y vid.
Arena de cuarzo: sustancia repelente.
Azufre: sustancia fungicida, acaricida y repelente (orugas y otros).
Hidróxido de calcio: sustancia fungicida usada exclusivamente en frutales. Control de Nectria galligena.
Bicarbonato de potasio: fungicida. 

Aunque no tenga certificado ecológico, ¿se puede utilizar?


Muchas veces buscamos productos que lleven en la etiqueta el logotipo de alguna empresa certificadora para agricultura ecológica. Sin embargo, no siempre por el hecho de no llevarla significa que no se pueda utilizar.
 Predomina siempre el hecho de que las materias primas que forman parte del producto final estén incluidas dentro de las especificadas anteriormente.
Un claro caso de ejemplo puede ser el sulfato de cobre. Hay muchos productos, tanto soluciones líquidas como sólidas, que no llevan dicha certificadora en la etiqueta, simplemente porque no han solicitado el registro ecológico.
En este caso, el sulfato de cobre se puede utilizar sin problemas en agricultura ecológica, ya que está dentro de las materias primas a utilizar, especificado por el CE 889-2008.

Otras sustancias también permitidas en agricultura ecológica

Además de estos productos mencionados anteriormente, también hay aquellos naturales, bacterias y hongos, que se utilizan para controlar plagas y enfermedades en agricultura ecológica.

Bacillus

Uno de los más famosos es Bacillus thuringiensis, con acreditación para su uso en agricultura ecológica.
Además, también se pueden usar otros Bacillus como Bacillus subtilis, cuyo uso específico es el control de enfermedades como Botritis, monilia, esclerotinia, fuego bacteriano, moteado, etc. Además se puede usar junto con bases de azufre y cobre (muchas de ellas autorizadas en agricultura ecológica) para potenciar el efecto y combinar el tratamiento.

Micorrizas

Este hongo tiene la particularidad de actuar en sinergia con las raíces para mejorar la asimilación y el aprovechamiento de los nutrientes del suelo. Permite que la raíz pueda absorber con mayor facilidad y menor gasto energético todos la riqueza del suelo o que incorporemos a través de la materia orgánica.

Tricodermas

Otro tipo de hongo también utilizado en agricultura ecológica, donde se busca el máximo aprovechamiento de los nutrientes. Aunque existen muchas cepas, una muy conocida es Trichoderma harzianum.


Tiene efecto antagonista con otros hongos del suelo que se alimentan y causan daños sobre las plantas.



http://www.agromatica.es/productos-usados-en-agricultura-ecologica/